5.11.13

Lavanda



La lavanda o espliego (Lavandula angustifolia) es una de las plantas más preciadas, debido a su  aplicación en perfumería, cosmética, aromaterapia  y medicina. Por ello es apodada como “el oro azul”. Se utilizan ambos nombres, aunque la diferencia entre espliego y lavanda es que el espliego se refiere a la variedad natural o salvaje, mientras que la lavanda es la cultivada.
  • Etimología
Su nombre proviene del latín “lavare” (lavar), ya que era utilizada con fines cosméticos.
  • Descripción
Es un arbusto de tallo leñoso y muy ramificado, cubierto con hojas alargadas y estrechas  de espiga, terminadas en punta de lanza. Las flores se disponen en la extremidad del tallo, y son de color morado o violáceo con reflejos azulados, y desprenden un aroma intenso y agradable. Es muy aromático, y de sus flores se extrae un aceite esencial de aplicación en perfumería.
  • Hábitat
Es una planta originaria de la cuenca del mediterráneo, aunque también es muy frecuente encontrarla en el noroeste de la India. Aparece de forma espontánea en lugares secos y soleados, desde el litoral de montaña, laderas, collados pedregosos, hasta  jardines rústicos. A pesar de ello, resiste las heladas y no le perjudica la humedad.
  • Usos

Desde tiempos remotos se ha usado la esencia de sus flores  para la fabricación de lociones y  perfumes, aunque fueron los romanos quienes lo introdujeron  en Europa, pues se dice que  lo usaban en sus baños y también acostumbraban a llevar un ramito entre sus ropas para ahuyentar a los insectos. En efecto, su aroma es muy agradable para los humanos, pero es rechazado por muchos insectos, por lo que es muy recomendable tener macetas de lavanda en casa. El aceite de lavanda es también muy útil para mitigar las molestias de las picaduras de insectos.



Su composición química es la siguiente: aceite esencial que contiene acetato de linalino, geraniol y borneol.  El lanilol tiene propiedades energizantes y los taninos son útiles como antisépticos, cicatrizantes, antioxidantes y protectores de la piel.
El componente principal de la Lavanda es el aceite esencial, que contiene alcoholes terpénicos (linalol, geraniol y borneol) y sus esteres, entre otras muchas sustancias, responsables de sus propiedades sedantes del sistema nervioso central, hipotensoras, antiinfecciosas y bactericidas.

Además de su aplicación en perfumería, la lavanda es conocida  como un remedio eficaz para calmar los nervios. Se utiliza principalmente para el insomnio, el nerviosismo, la depresión, ansiedad e irritabilidad. Se trata de un sedante suave, utilizado externamente en forma de baños y compresas en casos de estrés e insomnio. Es muy eficaz contra los dolores de cabeza, sobre todo los ocasionados por el estrés y actúa como tónico del sistema nervioso cuando hay debilidad, agotamiento,  mareos. Es excelente contra la hipertensión y palpitaciones de origen nervioso, taquicardia, estados de neurastenia.

Por su acción calmante, antiséptica y cicatrizante, se aplica en baños y compresas para tratar de aliviar el reumatismo y todas las enfermedades caracterizadas por dolores erráticos, articulares, musculares o de los huesos, y también en contusiones o esguinces. Es un excelente antiinflamatorio. El alcohol de Lavanda puede ser utilizado para dar fricciones y así calmar tensiones musculares, y activar la circulación.

También favorece la cicatrización de llagas, eczemas, quemaduras, dermatitis e infecciones cutáneas benignas, debido a sus propiedades antimicrobiana, bactericida y antiséptica.

Además es un gran tónico digestivo, ya que actúa como carminativo y antiespasmódico, es decir, ayuda a expulsar gases.  Neutralizan los cólicos y flatos producidos por una digestión pesada o ingestión desmesurada.

Puede tomarse en forma de infusión o vino caliente, como reconstituyente; en polvo, tintura, extracto líquido o jarabes. Puede inhalarse, friccionar sobre la piel o utilizarse en el baño.
  • Contraindicaciones
Sin embargo, es necesario tener en cuenta una serie de precauciones: la  esencia de lavanda puede producir alergias y excitar el sistema nervioso central.  Se aconseja no aplicar aceites esenciales de lavanda por vía interna durante el embarazo, la lactancia, y tampoco a niños menores de seis años, ni a quienes sufren problemas gastrointestinales (gastritis, úlceras, colon irritable, etc.) o padecen epilepsia, Parkinson u otras enfermedades neurológicas. El aceite esencial puede provocar dermatitis en caso de contacto con la piel a personas sensibles y en dosis elevadas es neurotóxico.




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